La población cubana, una de las más longevas de Latinoamérica

Las provincias de La Habana,  Villa Clara y Sancti Spíritus son las más envejecidas y en el capitalino municipio de Plaza de la Revolución es donde residen más cantidad de ancianos.
Para 2035 uno de cada tres cubanos tendrá 60 años o más. La baja tasa de fecundidad, el aumento de la esperanza de vida, así como la migración son los factores fundamentales de este fenómeno.

La afirmación la hizo Alina Alfonso, investigadora del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana.

Según esta especialista el 18 coma tres por ciento de la población cubana sobrepasa los 60 años. Las provincias de Villa Clara, La Habana y Sancti Spíritus son las más envejecidas y en el capitalino municipio de Plaza de la Revolución es donde residen más cantidad de ancianos.

Una encuesta nacional de envejecimiento realizada en el año 2010 por el Departamento de Estudios de Población de la Oficina Nacional de Estadística e Información, confirma estos datos con otros resultados.

Cuba y Uruguay son los países más envejecidos en latinoamemérica y para el año 2050 nuestro país estará entre las 10 naciones con población más logeva del mundo.

Es por todo ello que en la mayor de Las Antillas se desarrollan programas para lograr una cultura gerontológica. La restauración de varias "Casas de Abuelos", la inauguración de otras instituciones dedicadas a la atención diferenciada para este grupo etáreo, así como preparar la atención primaria como escenario vital para desarrollar acciones de promoción, prevención, atención, rehabilitación y cuidado del adulto mayor, son algunos ejemplos.

La cátedra de la Universidad del Adulto Mayor, a la que se integra un gran volumen de abuelos en todas las provincias del país, es también indicador de la capacitación participativa, con enfoque  familiar e intergeneracional, buscando que los ancianos sientan reconocimiento y  concienticen que llegar y sobrepasar la tercera edad es un proceso cotidiano y natural en nuestras vidas.

El envejecimiento es un cambio que hay que emprender a planitud, y la familia debe aprovechar al sapiencia de los adultos mayores, no maltratarlos ni ignorarlos, y propiciarles un ambiente de cariño y amor.

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